domingo, 8 de marzo de 2020

Maribel

A esta hora de la tarde  el limonero
es una sombra que se huele.
En el techo del vecino hay un último maullido
que resuena en mi plexo.
Se mueve una rama.

Apenas me veo las manos
pero me quedo a la intemperie,
esperando.
Estoy quieta, 
tanto que en la punta de los dedos 
me pinchan alfileres
e imagino que me lame
su lengua áspera.

Es inútil que la llame,
me digo,
viene cuando quiere,
como el fantasma escurridizo
de un amante.

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