domingo, 8 de marzo de 2020

Hombre durmiendo en la llovizna

En la esquina de la avenida
insiste la llovizna
y al pie del candidato sonriente 
con fondo de árboles de un verde joven,
duerme alguien oculto.
Debajo de bolsas negras superpuestas, 
 una única mano visible,
enrojecida,  habla de un hombre.
No veo su tronco laxo,
no veo su cabeza en viaje
no veo su mano hermana
ni sus pies atados al zapato,
no lo oigo cantar.

¿Estás, ahora, levantado?
¿Corriendo sin cordones,
cantando en el trabajo?
¿Encontraste la hermana mano
que estrechar?
¿Ahora, que el sol rasgó la cruel sonrisa,
partido en dos el afiche?
¿Ahora que no hay nadie en esa esquina,
salvo mi mirada
que junta tus pedazos?

Persisto en encajar
 las piezas, pero
las palabras se resisten
atrincheradas 
tras la bolsa negra
del miedo
a que ya esté todo escrito.


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