Jugaba solitario
spider en los 2000
qué se puede hacer
cuando el mundo está por acabarse
las reglas imponen
(permiten) asociaciones no permanentes
entre los dos
colores rivales
las cartas rojas y
las cartas negras pueden superponerse
por un tiempo
hasta que es
necesario separarlas para formar las pilas ordenadas
me volví hábil
ya no me importaba
ganar
sino llevar al
máximo el riesgo de juntar negras y rojas
para extremar la
dificultad
mientras jugaba
compulsivamente
una historia se
contaba en mi cabeza
la historia era
simple
las rojas eran
huestes de un amante apasionado
mujeriego y seductor
en pelea con dios
constante
incapaz de retirarse
de la sinagoga
a la vista de su
madre
Las negras eran
monjiles hijas de maría
Que amparaban hasta
cierto punto
A una chica del
conurbano
Con ganas de
revolear la chancleta
Pulcramente bordada
Por su mamá
Los dos mundos no
debían contaminarse
No se contaminaron
Hasta que
pasados los cuarenta
y
Con familias
debidamente constituidas
Cruzaron el
cyberespacio los heraldos
De la lujuria
Y todo se fue al
carajo
La monja de las
cartas negras se permitió soñar
El soldado rojo
estaba harto de las aventuras guerreras
Sos una adicta, me
decía me marido
Tremendamente
lúcida, yo sabía que al final del juego
Las cartas volverían
a acomodarse en las convencionales pilas
Pero era incapaz
De dejar de jugar